miércoles, 5 de agosto de 2020

LAS DOS MITADES EN LAS QUE SÍ CREO

Camino, ando, el viento me pega en la cara, me hace pensar y pensar hasta llegar a un pensamiento que no imaginaba... todo eso mientras miro la gente por la calle, los niños, los animales, autos, luces, semáforos, y voy escuchando pedazos de conversaciones de personas que van pasando a mi lado.
Y reflexiono hasta llegar a una conclusión sin salida, en la cual no hay grises porque hice varias consultas a mis mas allegados. Acá si es blanco o negro.
Hay dos tipos de personas... si los hay. Están los correctos que son los que evitan los excesos, respetan siempre las normas de tránsito aunque lleguen tarde al trabajo, los que le tienen miedo al ridículo, vergüenza a besar o dar la mano en público, los que jamás pelearon a los gritos en la vereda con un vecino porque es de papelonero, los que no salen a tirar la basura en pijamas, los que jamás harían algo que es ilegal o se suponga que lo es, los  que len tienen miedo a soltarse, a la adrenalina y a liberarse. Esos los que siempre necesitan estar con una mano agarrados de algo que parezca más o menos seguro porque sino sienten que se les cae la estructura. 
Y por otro lado, ESTAMOS (porque yo me considero dentro de este grupo) los que queremos arder en esta vida, los que preferimos incinerarnos  antes de quedarnos con la duda, los que preferimos probar todo lo que no nos mate porque sino nos mata la curiosidad, los que creemos que el límite es el cielo, los que preferimos pedir perdón aunque no nos perdonen y llorar un océano pero meternos en el barro si lo consideramos necesario. Somos los que creemos que no hay mejor remedio que vivir soñando, en aire, delirando amores, viajes, amigos, encuentros y sobretodo somos los que nos activamos cuando el cartel que ponen ante nuestros ojos dice PROHIBIDO.
Entonces, nos nace el impulso interior que nos grita hacelooooooo y el "correcto" te trata de convencer de que no pierdas la dignidad. y yo me pregunto ¿ de qué dignidad habla en esta vida? los de este grupo perdemos la dignidad por amor,  por salvar a alguien, por cuidar a los nuestros, por arrodillarnos ante lo imposible.  Y de última... como dijo Sabina... en la farmacia venden pastillas para no soñar!


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